Cuando un individuo efectúa una actividad deportiva -puede ser también cualquier otra- es necesario que el entrenamiento se produzcan cansancio o fatiga, pues debido al fenómeno de supercompensación el organismo reacciona ante este cansancio -fatiga natural- y consigue un suprarrestablecimiento que le permitirá reaccionar con posterioridad con mayor intensidad.
Pero no siempre esta fatiga va a poder estar controlada, lo que supone la aparición de una fatiga permanente, en mayor o menor medida según el individuo, que se conoce como "estado de fatiga".
El exceso de una función, limitada a ciertas partes del organismo o referida al cuerpo entero, conduce rápidamente a un estado de fatiga, o sea, a un estado fisiopatológico que presenta modificaciones objetivas y sensaciones subjetivas.
Según Ulmeanu, el concepto fatiga se define como el grupo de modificaciones fisiológicas complejas, cuya manifestación y mecanismo se producen de manera diferente según el tipo de esfuerzo, condiciones de ejecución y el grado de preparación.
Existen muchas clasificaciones acerca de la fatiga y de sus diferentes tipos, siendo la de Zatsiorskiy la de mayor gama de alcance:
- Fatiga intelectual: Producida en aquellas personas con una actividad intensa en temas intelectuales. Un ejemplo seria el de los estudiantes en período de examen, los científicos, investigadores o escritores o los jugadores de ajedrez en un momento determinado.
- Fatiga emocional: El estado de estrés, provocado por miedo, grandes emociones, una competición, etc., va a disminuir la afectividad física y psíquica del individuo.
- Fatiga de los sentidos: Se produce entre aquellas personas que van a necesitar una excesiva concentración durante un prolongado período de tiempo, de la mayor parte de sus sentidos. Un claro ejemplo de esto serían los pilotos de Fórmula 1, los tiradores de competición, etc.
- Fatiga física: Es, seguramente, la más conocida por todos, y viene precedida de un arduo trabajo muscular sin que se le haya concedido al organismo el suficiente período de descanso o recuperación imprescindible para cobrar nuevas fuerzas.
En función de la masa muscular afectada, se dan tres tipos de fatiga física:
El cansancio regional -varios grupos musculares del organismo- y el general, según el grado en que nos hayan afectado, pueden alcanzar los niveles de agudo y crónico (sobreentrenamiento, que impide el progreso en nuestras actividades y un rendimiento efectivo).
El cuadro clínico de la fatiga presenta notables variaciones, ya que depende de factores endógenos (constitución, edad, sexo, etc.) y de factores exógenos (ambiente, entrenamiento, peso corporal, intensidad del esfuerzo físico, etc.) según las modificaciones que el ejercicio físico sea capaz de determinar.
La aparición de la fatiga muscular viene condicionada por los siguientes signos:
1. Modificación de la analítica sanguínea (variación del índice hematócrito, aumento de la concentración de ácido láctico, disminución de la reserva alcalina).
2. Astenia o disminución más o menos notoria de la fuerza muscular (sobre todo en los grupos musculares que se estén utilizando más).
3. Variación de la frecuencia cardíaca, con aumento notable de la misma frecuencia, arritmias y disminución de la presión arterial.
4. Alteraciones urinarias ocasionadas por una isquemia renal de esfuerzo. Se presentan cuadros de proteinuria y mucoproteinuria.
La eliminación de mucoproteínas de origen extrarrenal constituye la base bioquímico de la "reacción de Donaggio", prueba internacional que permite descubrir el estado de fatiga muscular agudo.
La fatiga fisiológica se caracteriza por un catabolismo excesivo y una reducción de nivel glucídico, disminución de ATP y de la fosfocreatina a la vez que se produce una salida de potasio, sodio y agua, con la consiguiente hemoconcentración .