La nariz es, en efecto, una característica de tan gran evidencia que condiciona completamente no sólo la armonía del rostro sino su misma expresión.
Es, también, uno de los elementos que producen mayor perturbación psicológica, sobre todo entre personas de carácter débil o poco equilibrado. Por todo ello, al plantearse una operación de la nariz, el cirujano debe tener presente la armonía de todo el rostro; si un rostro es alargado, la nariz nunca tiene que ser corta; si, por el contrario, el rostro es ancho, la nariz no debe ser demasiado estrecha. Lo importante es que la nariz, después de operada, no aparezca en la cara como un elemento extraño que se haga notar en demasía.
La rinoplastia en sí misma no es dolorosa, aunque puede ser molesta. Es interesante destacar que una operación de este tipo no puede comprometer la función respiratoria, pero también es verdad que, en ocasiones, al mismo tiempo que se soluciona problema estético, también podemos resolver, si exige un defecto anatómico como puede ser la desviación de tabique -generalmente producida por traumatismos-, que compromete la ventilación es, muchas veces, causa de problemas como la rinitis o sinusitis.
La edad mínima para realizar la operación es de quince a dieciséis años, pues es entonces cuando ha culminad el desarrollo de los huesos y los cartílagos, y no hay problemas de crecimientos adicionales de estos tejidos.
El estiramiento cutáneo
No es más que el tensado y elevación de la piel, del cutis, lo que se considera como la operación juventud por excelencia. Puede ser total o parcial, pero lo más importante es elegir el momento en que se debe hacer. Se dice que el momento ideal para el primer "lifting" es entre treinta y cinco y cuarenta años pero bastantes aseguran que se halla alrededor de los cincuenta. La verdad es que más que un problema de edad lo es del estado de la piel.
El llamado "lifting" no deja cicatrices visibles, ya que las suturas son finísimas. La intervención, pese a ser delicada y compleja se puede volver a repetir pasados cinco o más años, ya que las zona donde se sigue produciendo el proceso de envejecimiento se arrugan mucho más deprisa que las operadas porque el estiramiento de la piel permite un límite de ajamiento.
El pabellón auricular
La estrella de este tipo de operaciones son las llamadas "orejas de soplillos", que acomplejan a tantos niños y adolescentes, pues les hacen cebo de las bromas y burlas de las personas mal intencionadas o demasiado jóvenes.
Es una operación rápida y de resultado definitivo, pero requiere anestesia general, ya que la mayoría son niños y son difíciles de controlar porque no han llegado a asumir lo que significa entrar en el quirófano.
Bolsas bajo los ojos
Es la blefaroplastia o reducción de las bolsas de los párpados. Se trata de una intervención simple, que se realiza con anestesia local, y que es suficiente para devolver diez años de juventud a las personas que la padecen. La sutura es finísima y se esconde en el pliegue del párpado. El resultado suele durar bastantes años.
Eliminación de cicatrices
Es una de las intervenciones más frecuentes en este tipo de cirugía y se produce en cualquier parte del cuerpo donde haya habido una herida que deje señales apreciables. En general, se pueden eliminar cicatrices de aspecto rojizo, duras, en relieve, e igualmente los lunares que en el cutis parezcan más espesos. Para los vestigios del acné o de la varicela puede ser útil la técnica de la dermoabrasión, que es un auténtico raspado de la piel con pequeñas fresas que giran a alta velocidad.
Perfil de "pájaro"
Lo que se trata de corregir aquí es el retrognatismo o posición de la barbilla por detrás del plano de la frente. Es un injerto de siliconas que da a la barbilla un relieve armonioso respecto al de la nariz. En ocasiones, se afecta simultáneamente con la rinoplastia, reduciendo la nariz y aumentando el volumen de la barbilla, con lo que se consigue así un equilibrio perfecto entre los diferentes planos de volúmenes del rostro.