Hemos de tener siempre en cuenta que es muy importante mantener un consumo equilibrado de minerales a lo largo de nuestra vida, lo mismo que de vitaminas. Sin embargo, las deficiencias de minerales se presentan de formas diversas y con períodos de duración netamente distintos.
La falta de potasio aparece de inmediato y en casos extremos puede llegar a provocar estados de coma y hasta la muerte. La de hierro se manifiesta en forma de anemias y suele sobrevenir con bastante celeridad, sobre todo después de una hemorragia. La falta de calcio aparece a muy largo plazo, pero también es muy costosa de recuperar. Uno de sus síntomas es la osteoporosis, o debilitamiento y reblandecimiento de los huesos, que ataca fundamentalmente a las mujeres, empezando una vez que rebasan la adolescencia. Por eso, a partir de los veinticinco años todas deberían hacer ejercicio y/o incluir suplementos de calcio en su dieta. Y cada vez aparecen nuevos datos que refuerzan el concepto de la importancia de los minerales. Muchas de las enfermedades o carencias que acucian al cuerpo son producto de una ingestión deficiente de ciertos minerales. La fatiga, la pérdida repentina o anticipada de la juventud, los ritmos cardiacos irregulares o las reacciones negativas e imprevistas del organismo suelen deberse a que nuestra dieta no contiene los minerales imprescindibles, debido, sobre todo, a que los suelos van perdiendo su porcentaje en mineral a causa de la erosión, la desertización, los pesticidas o el abono y la roturación excesivas. En esos casos hace falta completar la dieta con suplementos alimenticios, que suelen contener las cantidades necesarias para cubrir los requerimientos mínimos diarios. Sobre todo, como ya se ha visto en el caso de las vitaminas, los atletas pueden necesitar cantidades mucho más considerables de minerales, fundamentalmente cuando se encuentran en período de competición, crecimiento muscular o desgaste excesivo. Mucho cuidado con las dietas para bajar de peso acompañadas de ejercicio, que nos privan aún más de los elementos esenciales para la subsistencia en buenas condiciones del cuerpo humano.
Las últimas investigaciones han demostrado que existen también otros minerales cuya carencia podría provocar deficiencias en el cuerpo humano. Por ejemplo, se sabe que minerales como el arsénico, el estaño, el plomo o el cadmio necesitan aparecer, aunque en cantidades mínimas, en una dieta equilibrada. Lo que se desconoce aún es la cantidad necesaria o los efectos concretos producidos por su falta. Parece ser que algunos de ellos no son nutrientes esenciales, pero, sin embargo, juegan un papel en la alimentación correcta de nuestro cuerpo.
Su disposición va a determinar el diámetro de nuestro abdomen y, por ende, su tamaño, unas variables que se pueden modificar por medio de nuestra conducta de trabajo y ejercicio.
A continuación, y de forma esquemática, vamos a indicar algunos ejercicios físicos de fácil ejecución, que nos van a ser de utilidad para recuperar y mantener siempre un abdomen de dimensiones y forma correctas.
Entre ellos destacan las elevaciones de tronco desde el suelo, las extensiones de piernas, las elevaciones con giro incluido y las tijeras y giro con apoyo, movimientos que trabajan perfectamente los oblicuos y abdominales y que se pueden efectuar en nuestro casa o en la habitación de un hotel, ya que el mismo suelo una silla o el borde de la cama son suficientes para que podamos trabajar con la máxima efectividad nuestra sección media.
Además, esto nos permite entrenar los abdominales durante los períodos de tiempo libre, lo que potencia y acelera la reducción de la dilatación de vientre.
Finalmente, y a manera de conclusión, hemos de decir que el uso indiscriminado de fajas artificiales va a producir atrofia de los músculos abdominales y oblicuos, al no permitirles servir de sostén de las visceras, lo que les hace perder paulatinamente su tono y aumentar de forma progresiva el volumen de nuestro vientre y la dificultad para hacerlo regresar a sus condiciones normales.