Para prevenirnos contra la posibilidad de trastornos funcionales de la columna vertebral, sobre todo contra los más frecuentes, hemos de tener presentes los siguientes aspectos:
- No realizar deportes ni actividades que supongan moverse o trabajar de forma asimétrica (excepto de lateralidad, desplazamientos hacia los lados) durante las primeras etapas de la vida.
(Hasta los quince o dieciséis años.)
- Eliminar de nuestra vida posiciones o actitudes deformantes durante el período de desarrollo y, a ser posible, tener también esto presente en nuestra existencia adulta. Por ejemplo, las malas posturas al sentarnos, las inclinaciones excesivas de la cabeza al leer o escribir, etc.
- Evitar el transporte de cargas elevadas (sobre los hombros o por encima de éstos). Algunas normas de utilidad y precaución para quienes tengan que realizar ese trabajo son:
A) Mantener los pulmones completamente llenos de aire al efectuar un esfuerzo en la posición elevada.
B) La columna debe permanecer entonces completamente erguida. Para mantenerla así hay que tener la barbilla elevada.
C) Nunca debemos realizar movimientos de giro del tronco cuando estemos alzando una carga, pues en esos momentos existe un riesgo muy elevado de lesión.
D) Evitar las cargas asimétricas, cuyo reparto del peso no guarda proporción.
E) Si nos es posible, en lugar de elevar las cargas debemos transportarlas deslizándolas (empujando). En caso contrario, la elevación debe hacerse con la fuerza de las piernas (flexionándolas) y no con la de la columna vertebral.
- En caso de que nos veamos obligados a practicar deportes o efectuar actividades asimétricas, tanto en la infancia, adolescencia o períodos más tardíos de la vida, debemos ejecutar después movimientos compensatorios para equilibrar las zonas del cuerpo que no trabajamos con las que, como consecuencia del ejercicio, son ya más fuertes.
En el caso de que aparezcan lesiones (lordosis y escoliosis son las más comunes), va a ser de gran importancia el trabajo rehabilitador que efectuemos, sobre todo en la gente joven que se halla en su período de desarrollo, cuando, debido a la falta completa de osificación, es más sencillo corregir las nacientes deformidades y defectos.
Respecto a los adultos, el trabajo de rehabilitación va a servir para disminuir los dolores ocasionados por dicha deformación y, por otra parte, para estacionar la evolución de la lesión.
El trabajo rehabilitador debe ser específico y siempre en función de la patología presente:
Escoliosis
Es el desplazamiento de la columna vertebral hacia derecha o izquierda. Se da con mayor frecuencia en la mujer y su localización más normal es a nivel dorsal.
Hasta los 13 grados de desviación es recomendable la práctica deportiva (judo, karate, voleibol, baloncesto, gimnasia rítmica, ejercicios de suelo diversos), y de gran interés el trabajo con movimientos específicos, como caminar a cuatro patas, elevaciones de tronco, elevaciones de piernas.
Con más de 15 grados de desviación hay que hacer uso de tracciones y otros sistemas ortopédicos. Las características más importantes de este trabajo serán:
- Ejercicios de flexibilidad de la columna vertebral y del cuerpo en general.
- Ejercicios de fuerza para los músculos abdominales, glúteos y para vertebrales.
- Ejercicios respiratorios.
Cifosis
Frecuente en personas de edad avanzada a nivel torácico. Hasta los 40 grados de inclinación es recomendable una actividad deportiva (fortalecimiento de los músculos dorsales y práctica de los ejercicios mencionados para la escoliosis).
Lordosis (hiperlordosis)
Es la más frecuente de todas las dolencias de espalda. Se localiza a nivel lumbar, causando múltiples y variadas lesiones.
El trabajo correctivo incluirá el realizado en el agua y, posteriormente, el mismo que se explica para los casos anteriores.
Es importante observar si adoptamos posiciones o actitudes lordóticas, en caso afirmativo se recomienda para corregirlas o atenuarlas, el trabajo con ejercicios posturales, tales como elevar los brazos por encima de los hombros mientras estamos sentados o llevarlos doblados en cruz tras la nuca o caminar en cuclillas manteniendo en equilibrio un libro sobre la cabeza.
Otras posiciones específicas nos van a ayudar a paliar los dolores cuando se presenten: sentándonos con la espalda recta y los pies elevados unos 20 centímetros sobre el suelo, para leer; o bien tumbándonos en el suelo con la cabeza apoyada en una almohada, la espalda pegada al suelo y un pierna estirada y la otra flexionada.