En el capítulo anterior veíamos las causas y los diversos tipos de parálisis que se podían producir. Esta segunda parte va dedicada exclusivamente al proceso de rehabilitación por el cual debe pasar toda persona afectada de parálisis.
La rehabilitación del lesionado va a presentar dos tipos de actividades bien diferenciadas, siendo posible una tercera actividad, en quienes ya eran o desean volver a ser atletas.
Primera fase. Rehabilitación hospitalaria.
Segunda fase. Deporte como terapia.
Tercera fase. Deporte competición.
Primera fase: Rehabilitación hospitalaria
La fase de estancia del afectado de parálisis en el hospital se caracteriza por el trabajo específico de aquellas zonas que no han sido afectadas y la recuperación, en su caso, de las funciones respiratorias.
1. Hasta los 2 meses:
- Tratamiento postural y movilización pasiva. - Cinesoterapia respiratoria. Presionen sobre el tórax, favoreciendo así la respiración.
2. De 2 a 3 meses hasta consolidación total:
- Fortalecimiento de musculatura del miembro superior. - Trabajo en plano inclinado y silla de ruedas. - No olvidar los puntos practicados durante los 2 primeros meses.
3. Hasta la consecución del alta:
- En colchoneta: movimientos pasivos y fortalecimiento de los brazos. - Enseñar a rastrear y diversos movimientos en la silla de ruedas. - Cambios posturales en cama. - Mantener el equilibrio y la flexibilización de la columna vertebral desde la posición de sentado. - Movilizaciones autopasivas. - Trabajar en las paralelas y fuera de éstas, equilibrios y marcha. - Juegos y deportes elementales, enseñar a caerse, etc.
En este período es importante el trabajo dirigido a la terapia ocupacional, tal como:
- Actividades cotidianas. - Movilidad con la silla de ruedas y adaptación básica de la vivienda. - Aprendizaje de oficios útiles (mecanografía, informática, zapatería, etc.).
En el caso de los tetrapléjicos será fundamental el trabajo con carácter respiratorio y de aquellos grupos musculares con función, ya que de éstos dependerá su vida.
Segunda fase: Deporte como terapia
Esta fase se realizará en centros de reeducación, y pretende mejorar el potencial motor de las partes no afectadas, independientemente de los beneficios fisiológicos y psicológicos que va a reportar al lesionado. Esta etapa se va a caracterizar por ser amena y también se produce en ella un aumento del esfuerzo con motivo del afán de superación y la integración en un colectivo o equipo.
Durante este período se pretende orientar al lesionado en las técnicas de las distintas actividades deportivas; no se pretende crear campeones, sino que los lesionados, una vez inscritos nuevamente en la vida social, puedan realizar prácticas deportivas.
El predecesor del deporte para minusválidos en Europa fue el inglés Sir Judwing Guttman (año 1944),quien le otorgó las siguientes finalidades:
- Luchar contra el aburrimiento y la apatía (mental y física). - Mayor autonomía con la silla de ruedas. - Mejoría del equilibrio sentado. - Retardar la osteoporosis (reblandecimiento y debilidad de los huesos). - Regular las funciones intestinales y renales. - Entrenamiento y rehabilitación de la musculatura no afectada. Mejora a nivel orgánico. - Aumento de la estima personal y lucha contra el complejo de inferioridad. - Impedir actitudes antisociales. - Medida de los límites de las posibilidades del minusválido.
Tercera fase: Deporte de competición
El número de deportes de competición que van a poder practicar los minusválidos va a ser muy amplio, siendo los más indicados, entre otras actividades deportivas, la natación o el baloncesto.
Los reglamentos de los deportes para minusválidos son muy estrictos y con rigurosa disciplina.
Para su práctica es necesario pertenecer a algún club o asociación de minusválidos.
Otros deportes adecuados son: atletismo, esgrima, ping-pong, billar, voleibol, gimnasia, bolos, tiro con arco, etc.