Larry Scott nació en el estado de Utah en 1937. Fue un muchacho canijo y desmedrado, con hombros estrechos y una constitución que ridiculizaban todos sus convecinos. Se apuntó a hacer pesas por motivos de salud y, sorprendentemente, su cuerpo empezó a mejorar muy deprisa. A los 2 años de haber empezado con el culturismo, le aconsejaron que se presentara a una competición. Quedó bien clasificado, y eso le animó para seguir entrenando más duro. Era tanto el músculo que iba consiguiendo, que sus pequeños huesos se disimulaban y nadie decía de él que fuera un alfeñique. Al contrario, sus brazos iban adquiriendo un tamaño espectacular y empezaban a estar considerados entre los más asombrosos del mundo. Larry ganó el Mister California en 1960 y el Mister Mundo en 1962. Su físico ciclópeo y armonioso, unido a un rostro simpático y atractivo, hicieron de él uno de los ideales americanos de los años sesenta. Cuando Joe Weider creó el Mister Olimpia en 1965, tres colosos se presentaron a él: Chuck Sipes, recordman mundial de press de banca de la época; Harold Poole, la maravilla muscular de entonces, y Larry Scott. Ganó la "octava maravilla", presentando 92 kilos de absoluta calidad muscular para su 1,70 de estatura. Repitió la victoria en 1966, e inmediatamente se retiró de la competición. Poco después se convirtió a la religión mormona y se casó con una japonesa. En 1980 volvió de su situación de semirretiro para hacer diversas exhibiciones a lo largo del mundo.
